(Poeta, pintor, periodista, diplomático, ensayista, historiador)
Hijo de Baldomero Dublé Almeida y de Teodorinda Urrutía Anguita, nació en Angol el 8 de julio de 1877. Realizó sus estudios en el Santiago College de Angol; Seminario Conciliar de Concepción; Instituto Nacional de Santiago y en la Escuela de Leyes de la Universidad de Chile. En 1896 fue nombrado inspector de la Escuela de Artes y Oficios, posteriormente inspector ad honorem del Instituto Nacional y oficial de prorrectoria de la Universidad de Chile. En 1904 inició la carrera diplomática como secretario de la Legación de Chile en París, Francia. Fue primer secretario y encargado de negocios en Brasil, Austria, Hungría e Italia. Ministro Plenipotenciario en Bolivia, Colombia, Venezuela y Cuba. Como periodista trabajó en los diarios “La Ley” de Santiago y “El Sur” de Concepción. Fue colaborador de “La Revista de América”, publicada en París. Fundador de la Academia Literaria del Instituto Nacional. Miembro fundador del Grupo Literario “Los Diez”. Director del Ateneo de Santiago. En 1958 obtuvo el Premio Nacional de Literatura. Casado con Mercedes García-Huidobro Fernández, hermana de Vicente Huidobro. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Falleció en Santiago, el 13 de noviembre de 1967.
Obras:
Del mar a la montaña (Poesías) Santiago. Imprenta Bercelona, s/fecha (1903) 136 páginas
Del mar a la montaña (Poesías) París, Francia. Tipografía Garnier Hermanos, s/fecha (1903) 229 páginas
Memoria genealógica de la familia Dublé (Genealogía) Santiago. Editorial Nascimento, 30 de septiembre de 1942 294 páginas
Fontana cándida (Poesías) Prólogo de Francisco García Krautz. Santiago. Editorial Nascimento, 2 de abril de 1953 341 páginas
Bibliografía:
Carlos Ruiz Tagle. Diego Dublé Urrutia (1877-1967). Santiago. Academia Chilena de la Lengua, 2008
Fotografías:
En el fondo del lago
Soñé que era muy niño, que estaba en la cocina escuchando los cuentos de la vieja Paulina. Nada había cambiado: el candil en el muro, el brasero en el suelo, y en un rincón oscuro el gato, dormitando. La noche estaba fría y el tiempo tan revuelto, que la casa crujía… Se escuchaba, a lo lejos ese rumor de pena que sollozan las olas al morir en la arena, y a intervalos mas largos esos vagos aullidos con que piden auxilio los vapores perdidos… Nosotros, los chiquillos, oíamos el cuento sentados junto al fuego, y como entrara el viento por unos vidrios rotos, su frente medio cana, la vieja se cubria con su charlón de lana.
Era un cuento muy bello:
Tres príncipes hermanos que se fueron, por mares y paises lejanos, tras la bella princesa que la mano de un hada en un lago sin fondo mantenia encantada.
El mayor, que fué al norte, no regresó en su vida; el otro, que era un loco perecio en la partida; y el menor, que era un ángel por lo adorable y bello, llegó al fondo del lago sin perder un cabello…
Allá abajo, en el fondo, vió paisajes divinos, castillos encantados de muros cristalinos y en un palacio inmenso, de infinita belleza, encerrada y llorando, vió a la pobre princesa.
Se encontraron sus ojos, se adoraron al punto y lo demás fué cosa de poquisimo asunto, pues al verlos tan bellos como el sol y la aurora, el hada, que era buena, los casó sin demora.
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-Así acabó la historia de aquella noche… El gato se despertó gruñendo, esperezóse un rato y se durmió de nuevo… Zumbó la ventolina en el cañon, ya frío, de la vieja cocina…
Se levantó un chicuelo y sin hacer ruido enhollinó la cara de otro chico dormido…
Yo me quedé soñando con el príncipe amado por la bella princesa, con el lago encantado y, también, con los tristes y apartados desiertos donde duermen los huesos de los príncipes muertos…